Acerca de mí

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Lima, Peru
Yo soy Danitza Rosa Ttito Clavo. Naci un 12 de agosto de 1983. Pero volví a nacer para Cristo 4 de Julio del 2000, (aunque siento que ya el 28 de mayo de ese año ya tenía el ardiente deseo de dejar al Señor entrar en mi vida). Me bautice, haciendo públicamente mi compromiso un 30 de agosto del 2002. Ahora sirvo en una iglesia local y siento que cada día Dios tiene un propósito especial para mí. Tengo 24 años.

jueves, 7 de abril de 2011

VOTA POR EL MEJOR!!!!!


Recuerdo que en los comicios electorales de hace 10 años atrás nos dieron esta publicidad. Fueron tiempos difíciles pero gracias a Dios nuestro país salio adelante, y creo firmemente que fue porque muchos decidimos votar por el Mejor y dejarnos gobernar por él: JESÚS es el Verdadero Salvador del Perú!!!Este es el blog de uno de los hermanos que crearon esta campaña:http://www.ronaldch.blogspot.com/

Elecciones Perú 2011 (shampoo ego)

viernes, 18 de marzo de 2011

MI PRIMER SD DE JESHUA - SUPER SPECIAL

A continuación comparto mi primer SD o chibi de Jeshua de Manga Messiah o "Mesias el manga". Tengo en proyecto unos 4 más espero poder tenerlos listos para la edición de mi video próximo.

Aquí un video que hice de Manga Messiah ya hace mucho http://www.youtube.com/watch?v=_INEjkFvgl8.

lunes, 22 de marzo de 2010

¿Un gran ingeniero?


… Creó Dios los cielos y la tierra. Génesis 1:1

Por la Fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía. Hebreos 11:.3

¿Un gran ingeniero?

Desde la primea página la Biblia afirma que Dios creo los cielos, la tierra y todo lo que contiene. La ciencia nunca ha podido contradecir esta afirmación.

“Sobre el origen de la vida, no nos queda otro remedio que reconocer que no sabemos nada”. Esta declaración del científico Jean Rostand sigue siendo valida hasta hoy.

Cada descubrimiento plantea más problemas de los que resuelve. Las hipótesis de los científicos nos dejan en la duda. La Biblia dice claramente que no somos el producto de la casualidad, sino de la divina y

sabia voluntad.

La ciencia llega a conclusiones inciertas e inestables. El biólogo Remy Chauvain explica la teoría de la evolución, tan valiosa para Darwin, tuvo mucha aceptación porque era la única solución para sustituir la idea de Dios, que molesta la conciencia de mucha gente. Junto con muchos otros sabios de los más sobresalientes, físicos, biólogos, astrónomos, se pregunta: - ¿No habría un gran Ingeniero?

En un lenguaje sencillo, que puede ser comprendido por los hombres de todos los tiempos, la Escritura revela cuál es el origen del hombre y del universo. Ella no nos ha engañado. En cambio, la ciencia evoluciona sin cesar, las teorías que ayer eran presentadas como certezas, poco a poco son abandonadas. Volvamos, pues, al Libro de Dios para descubrir en él no sólo nuestro origen, sino las promesas de Dios, quien quiere salvarnos.

Copyright Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)

LUNES 22 MARZO 2010

81-284

miércoles, 27 de enero de 2010

LA VERDADERA HISTORIA DEL AMOR DEL TITANIC

Hace unos años escuche por Radio Pacifico (leyendo un articulo de una revista cristiana) este hermoso testimonio de Jhon Harper titulado como la "Verdadera Historia de Amor del Titanic", buscando informacion de Harper encontré su testimonio titulado como "La Titanica Historia de Jhon Harper", y ahora lo sabrán porque:

Era el 15 de Abril de 1912, cuando el HMS Titanic se hundió bajo las frías aguas del Atlántico Norte, llevando con él a 1517 vidas. El más grande y lujoso barco de su época se fue, recordándole al mundo la fragilidad del ser humano. Pero hay más en el hundimiento del Titanic que una trágica historia, hay una historia de heroico valor y fe inconmovible. John Harper había abordado el Titanic cuando este fue puesto en el mar de Southampton, Inglaterra, en su viaje inaugural. Un evangelista original de Glasgow, Escocia. Era bien conocido en el Reino Unido como un predicador apasionado y carismático que guió a muchos a Cristo por medio del don de la predicación. En 1912, el reverendo Harper recibió una invitación para predicar en la iglesia de Moody en Chicago, Estados Unidos.

El 11 de abril de 1912, John Harper abordó el Titanic. Algunas de las personas más ricas del mundo estaban abordo. Mientras muchos pasajeros hablaban de tratos de negocio, adquisiciones y deseos materiales, John Harper estaba diligentemente compartiendo del amor de Cristo con otros. En los días que precedieron a la tragedia, sobrevivientes reportaron ver que Harper vivía como un hombre de fe, hablando palabras bondadosas y compartiendo el amor de Cristo.

En el anochecer del 14 de abril, al tiempo que los pasajeros bailaban en el salón de baile y probaban su suerte en la mesa de casino; John Harper ponía a su hija en la cama y leía su devocional de la misma manera que lo hacía cada noche. A las 11:40 p.m., el Titanic golpeó un Iceberg. El barco “Inundible” estaba sentenciado. Algunos en incredulidad o desinformados en ese momento, continuaron en sus deleites. No fue hasta que la tripulación del barco envió una serie de llamadas de angustia que los pasajeros se dieron cuenta de cuan seria era su situación. Entonces el caos se desató. Todo fue tan rápido. Pero la actitud de John Harper deja un ejemplo histórico de fe y coraje. Harper despertó a su hija, la levantó y la arropó con una manta llevándola a la cubierta. Allí le dio un beso de despedida y se la entregó a un miembro de la tripulación quien la puso en el bote salvavidas número 11. Harper sabía que nunca más vería a su hija de nuevo. Su hija sería dejada en un orfanato a los 6 años de edad.

Harper entonces le dio su chaleco salvavidas a un pasajero, finalizando con otra oportunidad para sobrevivir. De un sobreviviente sabemos que él llamaba: “mujeres, niños e incrédulos a los botes salvavidas”. Él comprendía que había algo más importante que sobrevivir a este terrible desastre. Sabía que estaban aquellos que no estaban preparados para enfrentar la eternidad.

Así como el sonido de terror y desesperación continuó, Harper se enfocó en su propósito dado por Dios. Los sobrevivientes reportaron haberle visto sobre la cubierta de rodillas, rodeado por pasajeros aterrorizados, orando por su salvación. A las 2:40 a.m., el Titanic desapareció debajo del Atlántico Norte, dejando una nube de humo y espuma sobre su tumba y, trágicamente sobre otras 1000 personas, incluyendo a Harper, quienes luchaban por sus vidas en el agua helada. Harper se dirigió a una pieza flotante del resto del naufragio para subirse sobre esta. Rápidamente nado hacia cada persona que podía encontrar insistiéndoles, a pesar de sí mismo, a que pongan su fe en Jesucristo. Mientras moría forzaba a otros a encarar lo tonto de sus propósitos de vida; la meta de John Harper de ganar gente para Cristo se convirtió en lo más vital. En el agua, John Harper se movía lo mejor que podía, hablando a la mayor cantidad de gente como le era posible. Su pregunta era: “¿Eres salvo?”, y si ellos no eran salvos o no comprendían esta terminología, tan rápidamente como podía le explicaba el evangelio.

Pronto John Harper sucumbió en el helado mar; pero aun en sus últimos momentos, este infatigable hombre de indesteñible fe continuó su propósito de vida, ganar almas perdidas. Una persona recordó, “soy un sobreviviente del Titanic. Fui una de las seis únicas personas que rescataron del agua de las 1517 que estaban tiradas en las frías aguas en esa horrible noche. Como cientos alrededor de mí, me encontré luchando en las aguas oscuras del Atlántico Norte. El gemido de los moribundos estaba resonando en mis oídos cuando allí flotaba cerca a mí un hombre quien me llamó diciendo: «¿Salvaste tu alma?». Entonces le oí llamar fuertemente a otros que estaban como él; todos alrededor de mí se hundieron bajo las aguas. Allí, solo en la noche, con dos millas de agua debajo de mí clame a Cristo para que salve. Soy el último convertido de John Harper”.


Artículo tomado de la Asociación Evangelística Billy Graham. © 2001 Billy Graham Evangelistic Association.

ALGUNAS OBSERVACIONES DE ESTE IMPACTANTE HOMBRE DE DIOS:
* Irónicamente, Jhon Harper si salvo de ahogarse en más de una ocasión. Cuando tenia dos años y medio cayo en pozo y su madre le devolvio el aliento. Cuando tenia 26 años fue arrastrado por la corriente en el mar sobreviviendo de milagro. A los 32 años encaro la muerte a bordo de un barco con fuga en el Mediterraneo. Puede ser que Dios haya preparado a este siervo para encarar lo que se venia.
* El nombre de su hija era Nana. Al ser Jhon Harper viudo pudo haber tenido una oportunidad de salvarse pero los hechos indican que eso nunca paso por su mente. Al despedirse con un beso en la frente de Nana, le dijo que algún día ella lo volvería a ver.

* El ultimo convertido de Jhon Harper, fue un joven que nadaba en las frías aguas para sobrevivir, cuando le fue preguntado si era salvo, dijo que no. Cuando Harper en una primera instancia le explico el evangelio, por el shock el joven replico que no creía, por lo que Haper le dio su chaleco salvavidas diciéndole "Ud. lo necesita más que yo" y nado hacia otros. Unos minutos más tarde Harper regreso donde el joven y esta vez lo guió con éxito a la salvación. Este joven fue una de las 6 personas que fueron rescatados de las aguas.

* Cuatro años más, en una reunión de los sobrevivientes del Titanic, el joven cuenta su testimonio como John Harper le salvo la vida.

* Solo nos queda citar: "No hay más grande amor que aquel que da la vida por sus amigos..." Jhon Harper fue verdaderamente el ultimo héroe del Titanic!

Tomado de El Ultimo Héroe del Titanic, autor desconocido

miércoles, 11 de noviembre de 2009

LOS TRES GRANDES CONSEJOS

FUENTE: NVI BIBLIA “HÉROES” Notas motivacionales de Dante Gebel: I-7
“Un héroe no deja que las críticas lo abrumen”
Durante algunos años tuve la fortuna de que me invitaran a predicar en algunas reuniones dominicales del servicio hispano de La catedral de Cristal de Los Ángeles. Allí conocí a su anfitrión, el genial pastor Juan Carlos Ortiz. Quizás el mejor predicador que ha dado América Latina en muchísimo tiempo. Su sabiduría se mantiene intacta, su don de gente sigue siendo su principal adjetivo. Sus mensajes son tan demoledores y profundos como lo eran en los tumultuosos años setenta, cuando los casetes con sus grabaciones eran buscados como el oro y copiados a granel bajo cuerda, a pesar de que están proscriptos por la iglesia tradicional de aquel entonces.

Sin embargo, no fueron sus mensajes los que lograron subyugarme, sino esas largas charlas íntimas que logramos tener en mis visitas a su imponente iglesia finales de los noventa. No fueron muchas, tres para ser exactos. Una en su oficina, otra en una cena en una marisquería, y la más reciente durante un asado que el mismo Juan Carlos me preparo en su casa de retiro en las montañas de California. Todo un honor.
Sería imposible transcribir toda la sabiduría que este hombre emana en conversaciones que pareciera surgidas como al descuido. Con todo, recuerdo los tres consejos más valiosos y significativos que pudo darme. En realidad, los he transformado en mi código de honor, mi estandarte de integridad.
Los he guardado desde hace casi diez como mis tres preciados tesoros de sabiduría.
No obstante, no los leas a la ligera. Si te es posible, memorízalos, átalos a tu cuello, escríbelos en las tablas de tu corazón. Son palabras sencillas, pero demasiado profundas para leerlas una sola vez.
Indudablemente, estos tres consejos de Juan Carlos son las últimas palabras que me gustaría decir antes de bajar al sepulcro. O la herencia que quisiera dejarles por escrito a mis hijos para que también hagan de ellos su bandera en la vida ministerial.
El primer consejo me lo dio en medio de un dialogo donde por aquel entonces yo le planteaba que estaba inmerso en un mar de críticas. De esas despiadadas, que los cristianos solemos emitir en contra de otros pares sin medir las consecuencias, y lo que es peor, sin importarnos la motivación ajena. Recuerdo que que a pesar de que realizábamos cruzadas multitudinarias, no lograba sentirme querido por mis consiervos.
-¿Te están dejando fuera del círculo?- me preguntó mirándome a los ojos.
-Algo así. No me lo han dicho, pero puedo sentirlo.
-entonces voy a decirte lo mismo que el Señor me dijo a mí cuando también me sentí excluido: ¡Haz un círculo más grande y mételos adentro!
Tan sencillo y rotundo como eso. Si quieren dejarme afuera, de todos modos he decidido amarlos e incluirlos en mi vida. Aunque algunos no lo merezcan o no les interese. Mi estilo de vida se basa en agrandar el círculo. Independientemente de la opinión que otros tengan acerca de mí.
El segundo gran consejo lo recibí cuando le pregunté si al sentirse rechazado (como todo pionero, Juan Carlos fue duramente atacado por la iglesia tradicional hace muchos años) acaso no sentía ganas de reclamarle al Señor el hecho de tener que pagar un precio tan alto por haberse entregado a un visión.
-Una vez acudí al Señor con esa misma queja –me confesó-. Le mencione que algunos hermanos no me amaban y rechazaban. Fue en ese momento que me dijo: “Tranquilo, Juan Carlos, yo di mi vida en la cruz para que me amaran a mí, no a ti”. ¿Entiendes querido? ¡Él nunca prometió que te amarían a ti! Cuando en realidad estés consciente de eso, lograras quitarte un gran peso de encima. No tendrás una pérdida de energía pensando en todos aquellos que no te aman, porque tu meta no será que te acepten a ti, sino al Señor.
El tercer consejo no sonaba como tal, más bien era una prgunta que de forma recurrente Juan Carlos me hacía cada vez que visitaba La Catedral.
- ¿Ya hiciste la lista de las personas con las que estás dispuesto a fracasar?
La misma era una cuestión movilizadora, inquietante. A nadie le gusta fracasar, muchos menos a un líder. Esa no es una pregunta que alguien quisiera oír. Queremos saber cómo tener éxito, pero no nos importa saber con qué personas nos vas a ir mal.
-¿Por qué debería fracasar? Pregunte incrédulo.
-Porque si no decides con cuáles personas te va a ir mal, lo más probable es que seas un hibrido que termines agradando a todo el mundo y nunca lograras dejar una huella en la historia. Yo decidí que quiero fracasar con los religiosos, estoy consciente de eso, hasta tengo una lista de quiénes son y eso hace que no me lastime. Por el contrario, me hace bien para mi salud emocional y espiritual. No fracaso con ellos porque hice algo mal, o no siquiera porque ellos lo han determinado. Es mi propia decisión.
Contundente. Frontal. Fue allí cuando me di cuenta de que al final ese día llegaría para mi ministerio. El momento de inflexión en que debería elegir entre complacer a todos y salir a explicar cada visión que dios me daba, o hacer lo encomendado sabiendo en quiénes y en qué estoy enfocado.
-De todos modos, aquellos con los que decidas fracasar siempre serán parte de tu familia, al fin y al cabo, les guste o no, te tendrán que aguantar. Es como cuando uno no quiere a un cuñado, o a un primo, pero en los cumpleaños o las navidades él siempre está ahí, sentado a la mesa. Es la familia, y eres parte de ella, aunque les desagrades a algunos. Tu preocupación debería ser que a casusa tuya no se pierda algunos de los de afuera, no te preocupes por los de adentro, ellos ya están salvos. Enfócate en la gente correcta, en los que estén alineados con tu visión.
* Agranda el círculo para meterlos dentro.
* El Señor no murió para que te amen a ti.
* Haz una lista de aquellos con los que fracasaras.

Sin duda, estos son tres grandes tesoros que hoy quise regalarte, así como un día Ortiz lo hizo conmigo. Solo tienes que apreciarlos y recordarlos cada vez que odien tu túnica de colores y te arrojen a una cisterna. Si recuerdas las tres perlas, algún día vas a abrir los graneros y compartir con tus propios hermanos, sin rencores, de lo mucho que Dios te dio.

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